Visualizate a tí mismo parado en el umbral, sobre una colina. Ves toda tu vida detrás tuyo. Antes de atravesar el umbral, espera un minuto y examina el pasado. Lo que aprendiste, las alegrías, los logros, las penas. Todo lo que te ha traido a este punto. Obsérvalo todo. Bendícelo todo. Libéralo todo. Déjalo ir. Al dejar ir el pasado, reclamas tu poder. Ahora, cruza el umbral.
No trates de ir más alla de donde ni siquiera has comenzado. Permanece quieto, junta tu fuerza y espera la voluntad divina.
lunes, 22 de septiembre de 2008
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